Es una sencilla fábrica de planta rectangular con dos tramos que incluyen la cabecera recta y bóveda de crucería simple.
En su interior hay una figura del Apóstol Santiago.
El exterior tiene muros de sillar irregular, sin contrafuertes, con una portada de arco apuntado y Crismón.
Fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII.
Quedó sin culto durante un largo periodo hasta que fue restaurada por Florencio Ansoleaga en el siglo XX, quien abrió un pequeño óculo sobre la puerta e incorporó la mítica y legendaria campana que orientaba a los peregrinos en la capilla que había en el collado de Ibañeta; la capilla de San Salvador.