Fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1998.
En el siglo XVI sufrió una importante reestructuración en la que se rehízo el resto de la iglesia en estilo renacentista.
Completa el conjunto arquitectónico una torre de tres cuerpos, realizada en sillería y mampostería.
En su interior destacan un artesonado mudéjar en madera y varios retablos, como el del altar mayor, obra barroca del siglo XVII dedicada al santo titular, san Vicente mártir; otro está dedicado a San Roque y es obra de Antonio Lozano.
Además, también custodia una cruz procesional de estilo gótico.