El arquitecto de la obra es desconocido, aun cuando se sabe que su contratante fue el vizconde Bermon y su impulsor el abad Oliba.
Sin embargo, el lugar cobró mayor importancia en la época carolingia, con la formación de la marca hispánica.
Esta primitiva iglesia fue ampliada y mejorada entre 1029 y 1040 bajo el impulso del vizconde Bermón, siguiendo la estela de las reformas llevadas a cabo por el abad Oliba en otros centros religiosos catalanes como Ripoll, Cuixá, Vich o Canigó.
San Vicente fue declarada monumento nacional en 1931 y restaurada en 1949 por el arquitecto Alexandre Ferrant.
Este transepto da a la iglesia la típica forma de cruz latina del románico.
En el espacio exterior destaca, principalmente, la línea recta, exceptuando los ábsides y las ventanas.