Posee en su frente 18 gárgolas que representan a cuatro tipos de animales diferentes.
Mercedes es todavía hoy el centro de ese gran arco donde se asentaron los inmigrantes irlandeses.
Muy tempranamente, los irlandeses empezaron a construir el habitual tejido de instituciones, escuelas y templos con que cada comunidad marcó este país.
La obra fue realmente rápida y el edificio estuvo listo en casi exactamente un año.
Al día siguiente oficia el obispo de La Plata, monseñor Francisco Alberti y bendice el órgano.
Los cateos permitieron ubicar parches parciales, que fueron retirados junto al 90 por ciento de los motivos ornamentales del exterior, cuyas fijaciones de hierro dulce habían florecido y estaban partidos.
El báculo del santo fue reparado y su vistosa voluta dorada a la hoja.
Varias de sus tejas, negras y belgas, estaban partidas o perdidas, y nadie sabía si podrían ser copiadas; sin embargo en un vano del desván, bajo las estructuras de hormigón que sostienen el techo, se encontraron varias cajas del revestimiento, guardadas previsoramente hacía más de 70 años.
Primeramente, el altar, una pieza gótica de gran escala y muy bella, fue cuidadosamente limpiado.
A un lado del altar, se revirtió el único cambio de circulación que había sufrido el templo y se reabrió el acceso a un ámbito que por muchos años fue depósito y hoy es capilla de diario.
El resultado permite ver un gran edificio de valor patrimonial como fue concebido originalmente, y a nuevo.
La iglesia de Mercedes ahora está iluminada, con sus pisos relucientes, sus superficies perfectas y sus muchas decoraciones renovadas.