El origen concreto del templo es algo confuso según las distintas fuentes de información existentes.
Su resurgir inicial queda unido al desarrollo evolutivo del barrio trinitario.
No se concibe como un monumento eclesial de grandes dimensiones, sino como una ermita que va a desarrollar sus cultos y a iniciar la base del fervor y devoción de un barrio humilde.
La nueva edificación supuso un punto de referencia para la evolución del barrio en cuanto a su crecimiento urbanístico y desarrollo popular.
El arquitecto eligió el estilo neogótico para basar su proyecto por ser éste el más identificativo del eclecticismo del siglo XIX en Málaga y sobre todo por ser el que más libertad de diseño permitía, concepto que defendía apasionadamente desde la perspectiva del artista que busca la perfección y la gloria de su creación.
La fachada principal del templo se compone de una portada ornamentada ojival flanqueada por columnas a cada lado y pilares con detalles en relieve que surgen del zócalo de piedra.
En el paramento interior de la torre y bajo sus encalados, cuenta con unos esgrafiados imitando a la sillería.
El interior del templo consta de tres naves separadas por pilares fasciculados y arcos apuntados.