El fundador hipotecó varias de sus propiedades, como compromiso para garantizar el mantenimiento del templo.
Debajo de ésta una puerta rectangular con salida a un balcón tradicional.
Detrás del retablo, se encuentra el camarín de la Virgen en el que destaca sobremanera un magnífico techo barroco.
La torre carece de estructura interior utilizable, pues únicamente posee unas escaleras para acceder a la cima.
La decoración exterior está realizada en piedra resaltado combinado con piezas de azulejería formando diversas bandas que articulan la composición.
Destaca la gran cruz en el primer cuerpo delantero junto con el reloj, mientras que en las otras caras se caracteriza por su vidriera lineal combinada en colores fríos.