La Iglesia católica cuenta con fieles en Corea del Norte, aunque esta no puede ejercer libremente ni puede nombrar sus propios ministros.
[13] Kim Jong-il invitó al Papa Juan Pablo II a Pionyang después de la cumbre intercoreana del 2000, pero la visita no se materializó.
[16] El Papa Francisco, en esa misma audiencia, aseguró estar dispuesto a visitar Pionyang si recibe una invitación oficial por parte del régimen norcoreano.
[17][18] Los primeros misioneros católicos llegaron a Corea en 1794, una década después del regreso de Yi Sung-hun, un diplomático que fue el primer coreano bautizado en Beijing.
Sin embargo, los escritos del misionero jesuita Matteo Ricci, que residía en la corte imperial de Beijing, ya habían sido traídos a Corea desde China en el Siglo XVII.
Gran parte de la comunidad católica fue asesinada o encarcelada, y muchos huyeron al sur.
No se puede aprovechar la religión para introducir fuerzas extranjeras o perturbar el orden estatal y social del país".