[2][3] El templo se comenzó a construir en el año 1734.
Se trata de un edificio de una sola nave y capillas laterales que se disimulan entre los contrafuertes.
De su interior cabe destacar el retablo del altar Mayor, obra del pintor Amat Bellés Roig, autor también de la tabla del Baptisterio y de la tabla de San Miguel.
El acceso al templo se realiza a través de una portada en forma de arco de medio punto, elevada por unas pocas gradas, con atrio rematado en un sencillo alero, en cuyo eje de simetría se abre una hornacina con la imagen del Santo al que está dedicado el templo.
Como único adorno más de la fachada se puede observar una ventana rectangular sobre la hornacina y un remate en un ancho hastial.