Más concretamente, es un telescopio de neutrinos situado en la estación Amundsen-Scott del Polo Sur.
Al igual que su precursor, AMANDA, IceCube despliega en las profundidades del hielo antártico (entre 1.450 y 2450 metros) millares de fotomultiplicadores.
En 2005, se desplegó la primera cuerda de IceCube;[3] recogió bastantes datos para verificar que los sensores ópticos funcionan correctamente.
Debido a la alta densidad del hielo, casi todos los productos detectados de la colisión inicial serán muones.
Los excesos inesperados en energía o de una dirección espacial dada indican una fuente extraterrestre.
Aunque la expectativa es que IceCube detecte muy pocos neutrinos, se espera tener una alta resolución en su detección.
Esta luz característica es captada por los fotomultiplicadores contenidos en cada módulo esférico de IceCube.
De la misma forma, ANTARES (otro experimento similar a IceCube situado en el mar mediterráneo) podría terminar el mapa para el hemisferio meridional.
Cuando los protones chocan ya sea el uno con el otro, o con fotones, por lo general se producen piones.
De acuerdo con esta teoría, debe existir un neutrino estéril, compuesto por una cuerda cerrada.
Esa nave espacial encontró el origen del neutrino en una galaxia distante conocida como TXS 0506+056, próxima a la constelación Orión, que estaba teniendo un estallido de rayos X y rayos gamma de alta intensidad.