Martínez trabajó para diversos medios, entre ellos El Nacional, El Universal, Tal Cual, El Mundo, economía y negocios, Foreign Policy, El Espectador, Fox News, La Nouvelle Revue Française, Revista de Occidente, ABC y La Nación.
En 1956, se traslada al oriente del país, cuando la compañía petrolera inicia la campaña de exploración liderada por el geólogo Brendan Hatch.
[8] En 1975, militó en el partido Movimiento al Socialismo, en la comisión de propaganda, con el dirigente Teodoro Petkoff.
El Nacional, 1977) [11]En 1981 escribió su primera pieza teatral: Humboldt & Bonpland, Taxidermistas, dirigida y protagonizada por Juan Carlos Gené; luego, en 1985, La hora Texaco, protagonizada por Pilar Romero y dirigida por Carlos Porte, L.S.D (1988) escrita para el actor Lucio Bueno, quien la protagonizó, Fiero amor (1989), Petroleros suicidas (2011), Como vaya viniendo (2012), Drinking again (2015) y Panamax (2015).
Petroleros suicidas, en 2011, se montó en escena en Caracas y tuvo una buena recepción del público en general.
[15] También publicó las novelas: El Mono Aullador de los Manglares (2000), El señor Marx no está en casa (2009),[16] Simpatía por King Kong (2013), dedicada al escritor argentino Juan Forn,[17]una biografía novelada del cantante, bailarín, actor y comediante cubano Kiko Mendive;[18] y la última fue Oil Story (2023),[19]publicada por Tusquets Editores, en Colombia, del Grupo Planeta.
[20] Oil Story fue publicada 10 años después de su última obra, pues Martínez se vio afectado por un bloqueo intelectual, y una depresión clínica diagnosticada.
Se la dedicó a su hijo Iván Martínez Calcaño y está basada en el argumento de Petroleros suicidas.
Su influencia se manifestó en un acuerdo de escritura en el cual debía enviarle al argentino cada 20,000 palabras que escribiera.
Esta colaboración finalizó tras la publicación de una investigación periodística en la que el autor reconocía haber incurrido en maltrato doméstico en el pasado.
[9] no precisa nombres, declaraciones, o denuncias de otras personas presuntamente maltratadas.
Quintero afirma que el escritor nunca la agredió, pero que conocía su conducta violenta pues el propio Martínez se lo había contado[25] Martínez admitió públicamente dos agresiones ocurridas a principios y finales de la década de los noventa, y una tercera ocurrida en los años setenta.
Era un admirable escritor, manejaba con inmensa fluidez la literatura y el pensamiento de habla inglesa».