Sin embargo, debido a su tamaño y magnificencia, nadie parecía tener la fuerza suficiente para empujar el barco fuera de la arena.
Los Æsir entonces recurrieron a la ayuda de Hyrrokkin, que vino desde Jötunheim, llegó en un lobo gigante con víboras como riendas.
Þá var sent í Jötunheima eftir gýgi þeiri, er Hyrrokkin hét.
Pero cuando ellos quisieron lanzarlo a la mar para hacer la pira funeraria en él, fueron incapaces de hacer que se moviera.
Tan pronto como ella se apeó, Odín ordenó a cuatro berserkir que cogieran su montura.