Floyd golpeó las Islas Bahamas durante su máxima intensidad, causando daños severos.
Posteriormente costeó el este de los Estados Unidos causando evacuaciones masivas y preparativos costosos.
Sin embargo, el fenómeno natural se debilitó significativamente, antes de tocar tierra en Carolina del Norte como Huracán categoría 2 y causó daños a través de la región media del Atlántico y en Nueva Inglaterra.
Una cresta de alta presión en su parte norte, forzó al ciclón tropical en formación a moverse hacia el oeste sobre aguas más cálidas, permitiéndole así aumentar su categoría a Tormenta Tropical Floyd el 8 de septiembre.
Una franja de baja presión en el Atlántico Central y otra en el este del mar Caribe, produjeron una tensión en el huracán, lo que produjo que sus vientos se debilitaran a 135 km/h (85 mph).
Los pronósticos oficiales no predijeron su trayectoria hacia el norte ni su significativo debilitamiento antes de tocar tierra.
[6] Conforme la misma viraba hacia el norte, más gente era evacuada y el área amenazada era mayor.