Hunerico

Aún príncipe, se casó por primera vez (antes de 451) con una princesa visigoda, hija del rey Teodorico I, que será poco después devuelta a la Galia con la nariz cortada y el rostro salvajemente mutilado.

Tan pronto como Hunerico accede al trono, hace asesinar o ejecutar a dos de sus hermanos aún vivos, Teuderico y Teoderico, así como a sus esposas e hijos.

Pese a profesar el arrianismo, al comienzo de su reinado se mostró tolerante con los católicos, persiguiendo en cambio a los seguidores del maniqueísmo que se habían instalado con pujanza en el norte de África.

Numerosos clérigos parten al exilio, mientras que otros son confinados en el sur de su reino, torturados o muertos en la hoguera.

En lo relativo a la política exterior, logró mantener el control vándalo sobre las islas del Mediterráneo Occidental, fortaleciendo su armada.