Asimismo hace edificar, a fin de complacer al Rey que se muestra muy preocupado por la protección de su ciudad, el Petit Châtelet y la Bastilla.
En 1370 empieza a construir en Montmartre un alcantarillado abovedado y tabicado que recogerá las aguas de Ménilmontant.
Al restablecerse los impuestos que habían sido abolidos por el rey Carlos V, el pueblo de París se subleva y se provee de armas sacándolas del Ayuntamiento de la ciudad, especialmente unos mazos de plomo utilizados, desde las murallas, por los defensores de la villa, con los que golpean a los asaltantes.
Son los que liberan a Aubriot y quieren nombrarle su líder, pero él rehúsa tan peligroso honor.
Su estatua adorna la fachada del Ayuntamiento de París.