Se situaba al noreste del Alcázar de Madrid, que por aquel entonces solo estaba constituido por construcciones alrededor de lo que luego sería el patio del Rey.
Entre 1220 y 1250, Fernando III donó esta huerta a la priora del convento de Santo Domingo el Real, que había sido fundado el año anterior.
Contaba con seis u ocho cuarteles, distintas fuentes y una noria que abastecía de agua la huerta.
Se cultivaban frutales y hierbas de todo tipo.
[7]La huerta proveía de verduras y hortalizas a la Casa del Rey.