Huelga general suiza de 1918

[1]​ Aunque Suiza se mantuvo neutral durante el conflicto, sí movilizó a su ejército para proteger las fronteras en caso de necesidad.[3]​ En un principio, el movimiento obrero suizo apoyó la causa de la defensa nacional.[3]​[6]​ Las organizaciones obreras, cuyas reivindicaciones encontraban poca aceptación entre las autoridades, vieron en los paros laborales un medio de presión política.[11]​ En Zúrich, en cambio, los líderes obreros consideraron que la jornada de huelga propuesta por el comité era demasiado comedida y se comprometieron a continuar las movilizaciones hasta que el ejército se retirara de la ciudad.Además, se decidió cerrar la misión diplomática de la Rusia soviética en Berna.La huelga general comenzó, tal como estaba previsto, el martes 12 de noviembre.En muchos lugares de la Romandía francófona y el Tesino la convocatoria fue acogida con tibieza.En Basilea, los dirigentes gubernamentales y sindicales colaboraron para que las manifestaciones se desarrollaran de forma ordenada.Algunos de los diputados necesitaron la intervención del ejército para poder llegar a Berna.La decisión del comité fue tomada por amplia mayoría, si bien Grimm y Schneider, un dirigente obrero de Basilea, expresaron su disconformidad.[2]​[16]​ La huelga se cobró sus primeras víctimas mortales aquel 14 de noviembre, cuando ya había sido desconvocada.En Grenchen, una localidad del cantón de Soleura, los militares dispararon contra unos huelguistas que estaban bloqueando las vías del tren, matando a tres de ellos e hiriendo a otros más.[16]​ En Basilea y Zúrich los trabajadores recibieron con incredulidad la noticia de que la huelga había concluido.[18]​[19]​ La huelga tuvo consecuencias muy diversas a corto y largo plazo, que fueron desde la represión hasta la adopción de reformas.[21]​ Presentada como un intento revolucionario, la huelga general sirvió durante varias décadas para estigmatizar a la izquierda.[1]​ Durante mucho tiempo, la capitulación de la izquierda hizo que la huelga general sólo fuera vista desde una perspectiva negativa, que relegaba a un segundo plano los logros conseguidos a medio y largo plazo, empezando por la drástica reducción de la jornada laboral ya en 1919 (48 horas semanales).[3]​[22]​ La industria exportadora, que hasta entonces sólo había llevado a cabo negociaciones de carácter limitado con los sindicatos y en sólo algunas ramas, se mostró dispuesta a firmar acuerdos de gran alcance.
Robert Grimm.
El general Ulrich Wille .
Tropas de caballería en el patio del cuartel de Aussersihl, en Zúrich.
Folleto del Comité de Olten en el que se convoca a la huelga general.
Un vagón postal custodiado por los militares durante la huelga.
Militares custodian el Palacio Federal de Berna .
Bloqueo ferroviario en la estación de Grenchen ( cantón de Soleura ), donde hubo tres muertos el 14 de noviembre de 1918.
Placa en Grenchen en memoria de las víctimas mortales de la huelga general de 1918.
Cartel electoral del Partido Radical Democrático para las elecciones federales de 1919.