Howards End

Howards End (en España, Regreso a Howards End; en Hispanoamérica, El final del verano o La mansión Howard) es una película dramática británica de 1992 dirigida por James Ivory y basada en la novela La mansión, de E. M. Forster.

Ruth Wilcox se hace amiga de una joven llamada Margaret, a quien deja en herencia su casa de campo, Howards End.

Una sociedad de la que Margaret se horroriza –tal como expresa un primer plano de ella mirándose en el espejo y comprendiendo que va a usar las mismas estratagemas– y que oculta sus trapos sucios con pulido cuidado: Mr.

Wilcox en su juventud tuvo una aventura con la mujer del amante de Helen, por aquel entonces una prostituta (Ivory prepara al espectador para esa escena relacionando a ambos personajes a través de un montaje que anuncia la interrelación de ambas historias).

Con un estilo elíptico y clásico, Howards End es recordada sobre todo por suponer la consagración de Emma Thompson en el arte cinematográfico.