Actualmente quedan de él los restos (ábside) del que fue un importante monasterio cisterciense, de estilo gótico, fundado en el siglo XII.
Se sitúa en un bello valle, junto a la fuente llamada El Carnero.
Sus líneas son una clara muestra de la sobriedad y sencillez cisterciense.
El hospital estaba regentado por cistercienses y dependía del Monasterio de Veruela.
Era fundamental para los peregrinos, ya que allí podían descansar y recuperarse para proseguir la marcha tras la dura y peligrosa travesía de los Montes de Oca.