[4] La rejilla inferior servía para quemar sobre ella el combustible, y la superior, para mantener la carga del mineral.
[4] En la parte superior del horno, la bóveda, se hallaban las aberturas, que se comunicaban con dos hileras de aludeles[4] —caños de barro cocido—[5] que tenían por objeto condensar el vapor del mercurio y que terminaban en las cámaras de condensación.
[4] Estas cámaras tenían una portezuela por la cual se entraba a recoger el mercurio, cerrada y enlodada durante la operación.
[8] Desde el hogar partía un conducto vertical que servía de chimenea.
[4] El horno se calentaba con leñas delgadas, que daban una llama abundante; la operación duraba quince horas, y el enfriamiento tres días.