La wicca, religión neopagana creada en la segunda mitad del siglo XX, se distingue de las religiones mayoritarias por una apertura hacia los problemas de los homosexuales, al igual que otras como el unitarismo universalista.
Un ejemplo es el Gardnerianismo, que aunque declara no tener prejuicios ante la homosexualidad, solamente forman parejas de diferentes sexos.
[2] Un ejemplo de la actitud defendida por el gardnerianismo se da en el Gran Rito: se efectúa un rito sexual únicamente entre un sacerdote y una secerdotisa, que invocan a las divinidades potenciando sus rasgos sexuales.
En el ritual, el athame representa el elemento masculino, y el cáliz el femenino[3] Esta visión del gran rito es considerada una forma de discriminar a los homosexuales por algunas congregaciones.
Por ejemplo esa preocupación la expresó la Asociación Pagana de Canadá, declarando que enfatizar separadamente los rasgos masculino y femenino en el Gran Rito era una forma de discriminación.