es un té verde que se distingue de otros porque se tuesta en un tazón de porcelana sobre carbón; la mayoría de los tés japoneses se preparan con vapor.
Este té es puesto al fuego a una temperatura alta, alterando así el color de la hojas convirtiéndolas de verde a un color café-rojizo.
Este proceso se inició en Kioto, Japón en la década de 1920 y sigue siendo popular en la actualidad.
Las infusiones de hōjicha tienen una ligera apariencia café-rojiza y son menos astringentes debido a la pérdida de catechina[3] durante el proceso de tostado a altas temperaturas.
Debido a su suavidad, el hōjicha es popular para tomarse en las tardes o después, antes de ir a dormir, e incluso preferido por los niños y adultos mayores.