[3] A pesar de que el surgimiento de la historia en Grecia (Heródoto, Tucídides) manejaba fundamentalmente testimonios orales y lo continuó haciendo durante la época romana (Estrabón) y la Edad Media (Froissart), ocurría más bien que el historiador redactaba sus propias memorias.
Los historiadores orales utilizan una variedad de métodos para recopilar testimonios, que van desde entrevistas estructuradas hasta conversaciones informales.
Esto produce que "a menudo, el objetivo declarado de muchos investigadores es dar la palabra a quienes no tienen voz para rescatar del pasado la experiencia de mayorías silenciosas o silenciadas, pues las elites (políticas, económicas e intelectuales) han tenido más oportunidades para manifestar ideas y legar testimonios.
En este aspecto, las fuentes orales son muy útiles para investigar la historia familiar en la medida en que ofrecen vivencias de gente corriente"[4]y su valor toma aún más fuerza cuando el tipo de investigación tiene enfoque en los grupos sociales que no poseen documentos.
[5] La implicación del historiador con el tema (habitualmente muy emotivo) y con las personas que son sus fuentes puede constituir un problema de subjetividad, que como en todos los casos, debe intentar compensarse con la preocupación por mantener la objetividad [6]tanto en las preguntas como en la forma que se hace la entrevista, con el fin de evitar distorsiones en la información a favor del historiador y no del entrevistado.
En la historiografía moderna "los testimonios orales han adquirido más tarde que otras fuentes históricas validez y categoría de documentos para investigar el pasado.
En tal sentido fue emblemática Blood of Spain de Ronald Fraser (1979), una historia oral de la Guerra Civil publicada en español con el explícito título Recuérdalo tú y recuérdalo a otros".
[4][7][8] Las fuentes orales, como las entrevistas o testimonios, no son imparciales ni objetivas, ya que reflejan la perspectiva y los juicios de quienes las proporcionan.
Sin embargo, son valiosas para comprender cómo las experiencias personales se entrelazan con la historia colectiva.
La tarea propiamente historiográfica e interpretativa, que corresponde al historiador, ha de ser posterior, tras haber reunido un corpus suficiente de material, que debe utilizar con respeto, pero sin renunciar a la crítica, como a cualquier otra fuente documental.
[11]Asimismo, deben contrastarse las fuentes y no renunciar a la utilización como apoyo de otras especialidades históricas.
[12] Como estrategia educativa, los docentes del área de Ciencias Sociales (no solo en el entorno universitario sino también en las enseñanzas medias) pueden utilizar a la historia oral como recurso para el estudio del pasado reciente.
La implicación del alumno (en muchas ocasiones a través de su familia) en el tema concreto que se está estudiando plantea además el problema de la objetividad y la subjetividad en los estudios históricos.
Una guía para profesores (y otras personas) México, Fondo de Cultura Económica.
CARNOVALE, Vera; LORENZ, Federico; PITTALUGA, Roberto (2006), Historia, memoria y fuentes orales, Buenos Aires, CeDInCI-Memoria Abierta.
Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras - UBA e Imago Mundi, reedición, 2005.