[1]p El origen de todas las plantas está relacionado con el origen de la primera célula vegetal, la cual constituye a la vez la primera alga, es decir, el primer ser eucariota fotosintético que ha adquirido ya su primer plasto (o cloroplasto).
[3] Actualmente se reconoce que el origen de la primera célula vegetal se debe a un proceso llamado simbiogénesis o endosimbiosis seriada, producido de manera similar al origen de la primera célula eucariota (eucariogénesis) y consistió en la fusión biológica entre una cianobacteria (bacteria fotosintética oxigénica) del clado Gloeomargaritales y un protozoo (protista heterótrofo) biflagelado del clado Corticata.
Este proceso constituye una endosimbiosis primaria, en donde el protozoo engloba a la cianobacteria gradualmente desde una relación simbiótica mutualista hasta una obligada con integración de la maquinaria celular.
El ADN circular es semejante al procariota y se han detectado genes cianobacterianos tanto en el plasto como en el núcleo.
Las algas verdes, por el tipo de pigmentación que le da las clorofilas a y b, requieren buena iluminación, por lo que se extendieron ampliamente en las aguas superficiales; mientras las clorofitas se expandieron principalmente en los ecosistemas marinos, las carofitas lo hicieron en los de agua dulce.
Si bien aún no está bien consensuada la filogenia de las algas, un estudio reciente (2015) basado en el genoma plastidial[11] y tomando en cuenta la distribución de los principales pigmentos,[12][13] se obtiene el siguiente resultado: Cyanidiophytina Rhodophytina (algas rojas) Cryptophyta Haptophyta Ochrophyta (inc.
Archaeplastida (etimológicamente, el antiguo plasto) implica el origen de la célula vegetal, contiene clorofila a y caroteno, pigmentos de origen cianobacteriano que son universales, pues se presentan en todas las algas y plantas.
[16] Sucesivos eventos endosimbióticos produjeron más grupos de algas: Las algas Chromerida son alveoladas que se habrían originado por endosimbiosis terciaria con una microalga ocrofita, mientras que Euglenophyceae (Euglenozoa) y Chlorarachniophyta (Cercozoa) habrían aparecido por endosimbiosis secundarias independientes con clorofitas.
La evolución de formas multicelulares ocurrió en varias ocasiones, tal como se puede observar en algas rojas, pardas, clorofitas y carofitas.
Esta multicelularidad es gradual en su complejidad; en Klebsormidiales hay filamentos simples, en las algas conjugadas (Zygnematophyceae) los filamentos son ramificados pero también hay unicelulares, luego aparecen Coleochaetales presentando tejido parenquimático, en Charales se desarrollan macroalgas y finalmente en Embryophyta aparecen las primeras plantas terrestres.
La presencia de esporas constituye la evidencia fósil que nos señala que estas plantas colonizaron la tierra durante el Ordovícico Medio,[17] específicamente en la etapa temprana Dapingiense hace unos 472 Ma (millones de años) y se inició en la parte occidental del continente Gondwana.
El huevo, y después de la fecundación, el embrión, están protegidos por una estructura multicelular del gametofito llamada arquegonio.
Como protección contra la radiación ultravioleta, que es más intensa fuera del agua, se desarrollaron los flavonoides.
El contacto con el aire se logra a través de pequeños poros en la epidermis llamados estomas.
Al igual que las demás plantas terrestres, hay clara diferenciación histológica, y aunque se considera que son plantas no vasculares, en realidad es frecuente encontrar un incipiente sistema conductor de los nutrientes, así como tejidos aislantes y de sostén.
Los restos vegetales correspondientes a Baragwanathia muestran una anatomía mucho más compleja con protostela estelada, traqueidas anulares y micrófilos insertados helicoidalente en el tallo.
La clase Cladoxylopsida gracias al desarrollo de una estela radial muy compleja es el primer grupo en contar con representantes arbóreos, agrupados todos ellos dentro del orden Pseudosporchnales pues parece ser que los miembros de Iridopteridales eran herbáceos.
[27] Una anatomía similar poseen los representantes arbóreos de Progymnosperma, especialmente Archaeopteris, la especie mejor conocida.
La adquisición de semillas representó la cúspide de la adaptación al medio terrestre en el reino vegetal, ya no solo predominó el esporófito , sino que el gametófito se ha reducido hasta llegar a ser una estructura dependiente encerrada en el arquegonio del esporófito.
Las angiospermas aparecen mucho después, iniciando el Cretácico, como descendientes de plantas con flores del clado Anthophyta.