En un sentido más coloquial es todo lo que sucede y posee un carácter poco común o excepcional.
En la historia tradicional,[1] acontecimiento era un hecho destacable que se presentaba de una manera única y frecuentemente imprevisible, y que merecía ser conservado en la memoria y registrado por escrito o de alguna otra forma, o sea, que en líneas generales merecía ser tenido en cuenta y relatado por los historiadores porque sus efectos sobre el devenir histórico podrían llegar a ser más o menos trascendentes.
El acontecimiento no debe confundirse con el término (milagro) en la religión o teología que se produce sorpresivamente, fuera de la injerencia humana y transforma unas leyes determinantes.
Mas contra esa perspectiva hay argumentos que defienden que para una ocurrencia en mismo lugar y mismo tiempo, se puede tener más de un acontecimiento.
Por ejemplo, supongamos que un cientista inventa una nueva técnica mientras toma un baño y silva.
[14] Otra forma de abordar los acontecimientos es dividirlos entre actuales (en el sentido filosófico) y posibles.
Ejemplo: Los Juegos Olímpicos del año 1936, fue aquella edición particular que se realizó en Berlín en tiempos de Hitler.
Un acontecimiento puede que sea banal y que carezca en absoluto de importancia, pero si aún no ocurrió o aun cuando el mismo pueda estar ocurriendo, algo imprevisto como ser un accidente o un atentado puede torcer el rumbo de las cosas, y transformar el suceso en trascendente o aún en histórico.