Estos caminos tenían postas cada 50-100 km para que los caballos pudieran descansar.
[1] A mediados del siglo XIX apareció el ferrocarril en el país y para fin de siglo las principales ciudades estaban conectadas mediante un abanico de rieles a partir de la Capital Federal, con lo que los tiempos para trasladar pasajeros y mercancías por la Argentina disminuyeron considerablemente.
Esta suma se destinó principalmente a la construcción de puentes.
En 1932 se sancionó la Ley 11.658, por la cual se creaba un Sistema Troncal de Caminos Nacionales, la Dirección Nacional de Vialidad que debía construir y mantener los caminos nacionales y un fondo específico (un monto fijo sobre el precio del combustible) para el mantenimiento de este organismo.
En 1979 existían las siguientes autopistas:[6] En 1990 se concesionaron los accesos a Buenos Aires y Córdoba y los corredores viales con mayor caudal de tránsito.
En diciembre de 2004 se ampliaron las facultades del OCCOVI para realizar obras en las rutas concesionadas.