Dichas ultracorrecciones pueden ser tanto de pronunciación u ortográficas como gramaticales o semánticas.
Mantenerla en la forma terminada en -a/-as (por analogía con otras palabras de origen griego como 'astronauta' o 'jerarca') es una incorrección.
Otro caso es suplantar el diptongo io por eo y escribir incorrectamente, por ejemplo, geráneo por geranio, sectáreo por sectario, etáreo por etario o espúreo por espurio.
Por ejemplo, soldado, cansado conviven con formas habladas en las que se pierde la -d-: soldao, cansao.
Esto influye para que se diga *Bilbado, *Silado y *bacalado en lugar de Bilbao, Silao o bacalao.