Hilda Molina

No por azar fue la mente que ideó y dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN).

Además se desentendió también de su lugar como diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Irse fue su decisión pero tal afrenta no la perdonaría Castro jamás, quien la castigó dejándola presa en la isla cárcel.

Así alimentaba el ego del dictador y quizá la dejaría en paz.

Me separó de mi hijo”, contó ella durante una entrevista en 2020 Aun así, la obsesión de Castro no paró y la forzaba a ir a eventos donde él participaba.

Así ha logrado que todos los resentidos del mundo le sigan.

Ella estudió su perfil psicológico en el tiempo en que conversaron en los años 80 y principios de los 90.

En 1994 la médica Molina presentó su renuncia a todos sus cargos, al frente de CIREN, a su banca en la Asamblea Nacional y la militancia en el Partido Comunista de Cuba por desencanto con el gobierno y en protesta, ante lo que según su punto de vista era la política oficial, dirigida a, entre otras cosas, "dolarizar" la institución médica creada por ella y dar trato preferencial a clientes extranjeros.

De la misma forma Molina solicitó repetidamente a las autoridades cubanas el llamado permiso de salida para viajar a Argentina, donde radica su hijo Roberto Quiñones, también neurocirujano.

", a lo cual el presidente cubano respondió con un exabrupto y acusaciones de ser un mercenario pagado por George Bush.

Tras la autorización del gobierno cubano, el domingo 14 de junio de 2009, Hilda Molina llegó a la Argentina y se reunió con su familia, su hijo, su nuera y sus nietos.