Asesinato de Hilda Guerrero de Molina

Hilda comenzó desde muy chica a trabajar como peladora de caña en el surco de los cañaverales, y siguió con ese trabajo luego de casarse con Juan “El Flaco” Molina, trabajador del Ingenio Santa Lucía con el cual tendría cuatro hijos.

[1]​ En 1962 comenzó una crisis azucarera en el noroeste argentino (NOA) que produjo el endeudamiento generalizado de los pequeños ingenios.

Una de las primeras medidas del gobierno militar que tomó el poder en 1966 con el general Juan Carlos Onganía fue intervenir varios ingenios tucumanos y cerrar otros cinco.

[3]​ Antes también se había destacado por la oposición al cierre de otro ingenio en el sur tucumano durante la dictadura de Eduardo Lonardi, por lo que permaneció detenida tres semanas donde fue torturada y violada con materiales punzantes a tal punto de ser atendida por una perforación en las paredes del útero.

[6]​ En la película “El rigor del destino”, su director –Gerardo Vallejo- reconstruye el asesinato de esta militante tucumana.