Esta familia era la auténtica propietaria del culto que empezó por ser local y acabó extendiéndose por toda Grecia.
Vestía una larga capa púrpura con bordados de oro (ependutes) y una cinta dorada llamada estrofio le ceñía la cabeza.
En la ceremonia en la que asumía su cargo arrojaba su antiguo nombre simbólicamente al mar y desde entonces sólo se le conocía como Hierofante y otros títulos sagrados, estando prohibido pronunciar su nombre secular.
Se conocen los nombres de varios hierofantes: Eunapio, Nestorio, Prisco y Shanoa.
También se conoce como El Hierofante a una carta de la baraja del tarot.