En él se afirma que todas las aves, reptiles y mamíferos se perciben continuamente a sí mismos, así como que la autopercepción constituye la facultad primaria y más básica de todo animal.
[2] El discurso se apoya en gran medida en un concepto estoico conocido como oikeiôsis (en griego: οἰκείωσις) o pertenencia a uno mismo, basado en el hecho de que todos los animales actúan con vistas a su autopreservación y no sólo son conscientes de sí mismos sino también de ellos en relación con otros individuos.
Hierocles caracteriza a los individuos como si estuvieran comprendidos en una serie de círculos: el primer círculo sería la mente humana, a continuación vendría la familia inmediata, seguida por la familia extensa y la comunidad local.
Luego vendrían la comunidad de ciudades vecinas, el propio país y, finalmente, la raza humana.
Según Hierocles, nuestra tarea consistiría en atraer los círculos hacia el centro, traspasando a la gente hacia los círculos más interiores y haciendo así que todos los seres humanos sean objeto de consideración por nuestra parte.