El primer sonar operativo fue construido por Reginald Fessenden en los Estados Unidos en 1914.
El primer dispositivo denominado hidrófono fue desarrollado cuando la tecnología maduró y se emplearon ondas ultrasónicas que mejoraban la capacidad de detección.
Un único transductor cerámico y cilíndrico puede conseguir una recepción omnidireccional casi perfecta.
Los hidrófonos direccionales mejoran la sensibilidad en una dirección usando básicamente dos técnicas: Este método usa un único elemento transductor con un disco o un reflector acústico de forma cónica para enfocar adicionalmente las señales.
Los hidrófonos son usados por geólogos y geofísicos para la detección de energía sísmica.