Son eventos comunes y la reparación de hernias inguinales es la operación más frecuente en la práctica quirúrgica.
Algunos estudios han demostrado que se detectan menos hernias inguinales en pacientes con sobrepeso u obesos.
Por lo tanto, no está claro si la obesidad realmente protege del desarrollo de hernias inguinales y merece más investigación.
Las hernias directas se presentan como una tumefacción ovalada, son reducibles y rara vez ingresan al escroto.
La incomodidad en la ingle es más pronunciada cuando aumenta la presión intraabdominal, como al levantar objetos pesados, esforzarse o estar de pie durante mucho tiempo.
[5,7] El ultrasonido aumenta la sensibilidad para detectar una hernia oculta del 80 % solo y con el examen físico al 96 %.
A medida que se acumula el edema, el flujo venoso y, en última instancia, el arterial al contenido del saco herniario pueden verse comprometidos, lo cual da como resultado isquemia y necrosis del contenido de la hernia, lo que se conoce como estrangulación.
[1] Las complicaciones que se pueden presentar en el postoperatorio son: hematomas, hemoperitoneo, seromas, abscesos, fístulas, peritonitis, rechazo de la prótesis, recurrencia herniaria, osteítis, atrofia testicular, hidrocele, anestesia cutánea, dolor en la cicatriz, etc.[3]