Todo empezó a surgir a raíz del apostolado que el Padre Luis Amigó ejercía con las mujeres de las Congregaciones de la Tercera Orden Franciscana Seglar establecidas en los pueblos cercanos al Convento de La Magdalena, donde él residía.
Fueron aquellas seglares comprometidas las que ayudaron, de forma determinante al Padre Luis, a descubrir que Dios le llamaba a ser el iniciador de una nueva familia religiosa en el seno de la Iglesia.
Con una comunidad de mujeres penitentes, Fray Luis Amigó siente la necesidad de ayudarles para consolidarse como congregación religiosa; Así, Luis Amigó piensa en darles sus Constituciones.
Nada más nacer, la Congregación recibió su bautismo de sangre, al desatarse en Valencia una epidemia de cólera y fallecer, atendiendo a los enfermos, cuatro hermanas.
Actualmente la Congregación hace presencia en 34 países, en los continentes de América, Asía, África y Europa, en los siguientes campos de misión: educación, protección, reeducación, pastoral diversificada, misión ad gentes y salud.