Entre estas jóvenes se encontraba Serpuhi Hagiantonian, considerada cofundadora del instituto.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, las religiosas conocieron un periodo de expansión del instituto en Turquía y fundaron una comunidad en Roma, para la formación de las candidatas.
[2] Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el gobierno turco expropió los bienes del instituto y desterró a las religiosas, muchas de las cuales murieron en el llamado genocidio armenio.
Para salvar a las religiosas, el papa Pío XI construyó un orfanato para 400 niños armenios en la Villa de Castelgandolfo, y trasladó la curia de las religiosas a Roma, para que se encargaran del mismo.
A ella, le coadyuva su consejo, elegido para un periodo de seis años.