Sus padres fueron Théodose Le Forestier, conde de Osseville, y Anne Renée de Valori.
Dedicó su vida a la atención y educación de las niñas huérfanas, de especial modo de aquellas que tenían defectos físicos, pues en la sociedad de la época, estas niñas no recibían educación alguna, ya que eran consideradas inadaptas para ello.
El día de su profesión religiosa, la fundadora cambió su nombre por el de Madre Santa María.
Ella misma fundó los conventos de Douvres-la-Délivrande (1831), Londres (1848; siendo el primer orfanato católico fundado en Inglaterra, luego de la Reforma anglicana) y Roseau (1857), en la isla de Dominica (Antillas Menores).
En estos momentos avanza el proceso informativo diocesano, por lo que en la Iglesia católica se le da el título de sierva de Dios.