Se crio con sus numerosos hermanos.
[1] Al igual que algunas de sus hermanas, Helmtrudis nunca se casó y vivió siempre con sus padres.
La princesa fue muy apreciada por la gente de la localidad, participando en muchos eventos de disfraces tradicionales.
Le gustaba montar en uno de los carruajes de honor en los festivales, y siempre reservaba su asiento en primera fila en las representaciones teatrales.
Helmtrudis llevó una vida sencilla en el castillo sin ningún gasto personal, era afable y generosa con todos los lados.