Los únicos restos fósiles conocidos eran los dientes, ordenados en una fantástica espiral que recuerda mucho una sierra circular.
Esta representaba todos los dientes inferiores producidos por ese individuo; los dientes más viejos y pequeños se desplazaban al centro de la espiral a medida que iban apareciendo otros más nuevos y mayores.
El diente-verticilo agrupaba todos los dientes producidos por un individuo en la mandíbula inferior, y a medida que el individuo crecía, se producían nuevos dientes que desplazaban hacia el centro de la espiral a los más viejos.
Reconstrucciones más recientes colocan finalmente la espiral en la parte delantera de la mandíbula inferior.
Una reconstrucción de 2008, creado por Mary Parrish bajo la dirección de Robert Purdy, Víctor Springer y Matt Carrano para el Smithsonian, coloca el verticilo más profundo en la garganta, aunque otros estudios no han aceptado esta conclusión.