[2] En su primer libro, Science as Social Knowledge (1990), Longino defiende la importancia de los valores sociales o valores que son parte del contexto humano de la ciencia, para la justificación del conocimiento científico como objetivo.
Afirma que las observaciones y datos que interesan a los científicos no son por sí mismos evidencia a favor o en contra de una hipótesis.
Las hipótesis se convierten en conocimiento cuando se someten al escrutinio de diversas perspectivas, especialmente por parte de quienes tienen creencias y valores diferentes.
En contraste con los filósofos que señalan la falta de conexión lógica o causal entre hipótesis y evidencia para concluir que la ciencia no es objetiva, Longino argumenta que el escrutinio colectivo de quienes poseen diversos valores apoya la posibilidad de la objetividad científica.
De acuerdo con lo anterior, nuestros valores que aparentemente no tienen nada que ver con la ciencia son cruciales para la objetividad científica, y la ciencia puede ser objetiva precisamente (y no a pesar) de no estar libre de valores.