Hans Ernst Kinck

Burgués intelectual y culto, se descubrió a sí mismo en el extranjero, como tantos otros nórdicos: en Italia y sobre todo en París, cuyo arte y atmósfera intelectual dijo que le revelaron "el derecho al lirismo".

Se muestra crítico con el naturalismo y rechaza el racionalismo y el intelectualismo, inclinándose al romanticismo; como Knut Hamsun, a quien tanto se parece, admiraba las ideas del filósofo Hans Jaeger (1854-1910).

[1]​ Poco después de su matrimonio, la pareja viajó a París, donde se quedaron durante aproximadamente un año.

Sus ensayos son de tipo histórico, y sus novelas se suelen ambientar en Vestlandet.

Estuvo nominado para el premio Nobel de literatura.