[1] También constituía un medio de intercambio social ya que distintos grupos selknam se reunían para celebrarla.
En estas reuniones las mujeres iniciaban a las jóvenes en su etapa adulta, pintando sus cuerpos y utilizando máscaras para representar distintos espíritus que infundían terror en los hombres.
Al ver esto comprendió que todo era un engaño, y los espíritus no eran seres de otro mundo sino ellas enmascaradas.
Solamente dejaron vivas a las más pequeñas, ya que desconocían el secreto de la ceremonia.
Luego de la matanza, los hombres se apoderaron del hain para marcar su dominio sobre las mujeres y trasmitir el secreto a los jóvenes.
Luego eran trasladados a la choza ceremonial, donde eran recibidos entre cantos y gritos, lo cual aumentaba el miedo de los jóvenes ante la ceremonia.
Los espíritus comenzaban así un juego de tironeo, el cual terminaba en una gran lucha con un kloketen.
Se les narraban mitos que explicaban los orígenes del mundo y su sociedad.
Formada por siete postes y cuatro columnas, la choza siempre debía estar orientada hacia el este.
La entrada se encontraba siempre del lado opuesto al campamento para evitar que las mujeres y niños espiaran en su interior.
Reciben este nombre por los siete howenh que representaron por primera vez a los espíritus en la ceremonia.