HMS Royal Sovereign (1891)

Tradicionalmente, Gran Bretaña había mantenido una flota más grande que las de sus rivales para tener así la Supremacía Marítima.

El pensamiento estratégico naval de la época llegó a la conclusión de que esto era insuficiente, y que se requería un Dominio Total del mar.

Además, estaba la preocupación de una guerra contra Francia y Rusia, y aunque Inglaterra tenía más buques que ambas naciones juntas, se consideraba insuficiente para contener a un enemigo así.

Cuando el buque, que a la postre desplazaba 14 190 toneladas, fue completado, era el buque de guerra más grande del mundo y fue la piedra angular para los acorazados dreadnought que los sobrepasaron.

Lo revendieron a GB Berterello de Génova y allí el barco fue desguazado.

Esquema de los buques de la clase Royal Sovereign
Cañones delanteros de 13,5" (343-mm) del Royal Sovereign en barbetas abiertas en 1896.