Tradicionalmente, Gran Bretaña había mantenido una flota más grande que las de sus rivales para tener así la Supremacía Marítima.
El pensamiento estratégico naval de la época llegó a la conclusión de que esto era insuficiente, y que se requería un Dominio Total del mar.
Además, estaba la preocupación de una guerra contra Francia y Rusia, y aunque Inglaterra tenía más buques que ambas naciones juntas, se consideraba insuficiente para contener a un enemigo así.
Cuando el buque, que a la postre desplazaba 14 190 toneladas, fue completado, era el buque de guerra más grande del mundo y fue la piedra angular para los acorazados dreadnought que los sobrepasaron.
Lo revendieron a GB Berterello de Génova y allí el barco fue desguazado.