Tras este episodio, Húrin marchó con su hermano Huor a seguir la guerra contra los orcos.
70 veces lanzó el grito pero al final fue capturado vivo y llevado a Angband.
Luego lo encadenó a un asiento de roca en la cima del monte Thangorodrim durante veintiocho años.
En un sueño creyó oír a Morwen que lo llamaba desde Brethil y cuando despertó fue en su búsqueda, hallando a su esposa en Cabed-en-Naeramarth sentada en la sombra de la piedra que servía de lápida de su hijo Túrin, el día en que esta murió.
Antes de que Húrin se alejara para morir arrojándose al mar occidental, devolvió el Nauglamir a Thingol.