Antonio del Pollaiuolo volvió varias veces al tema de Hércules, tanto en pintura como en escultura.
Hércules, a la derecha, dispara una flecha envenenada con un gesto plástico en el tierno arco.
El centauro, con la joven sobre su grupa, ataviada solo con una túnica trasparente, le revelará malherido que con su sangre puede hacer una poderosa poción de amor, que eventualmente acabará matando a Hércules, provocando también el suicidio de la mujer ante el engaño.
La escena permite representar una acción frenética, tema predilecto del artista por su estilo tenso y elástico, basado en la representación de la tensión muscular con una línea de contorno vibrante.
Extraordinario es el desarrollo del paisaje, amplio y muy profundo, con un toque de perspectiva aérea.