Ya en su juventud, Gyula comenzó a publicar artículos periodísticos y relatos breves.
Tras trabajar como editor de un periódico durante varios años, Krúdy se mudó a Budapest, para descontento de su padre, que deseaba que se convirtiera en abogado como él.
Eso no mejoró su situación económica, sin embargo, debido a que cayó con frecuencia en la bebida y el juego.
Su primer matrimonio fracasó, entre otras razones a causa de su carácter promiscuo.
En los años que siguieron a su muerte en 1933, su obra permaneció prácticamente olvidada, hasta que en 1940 el novelista Sándor Márai publicó Sinbad vuelve a casa, una narración ficcionalizada del último día de vida de Gyula Krúdy.