Guillermo Subiabre

Era apodado el "Chato", debido a su baja estatura (medía 1,58 metro) y su contextura gruesa (pesaba 65 kilos).

Empezó jugando al fútbol en el “Osorno Atlético” y en el Rangers F.C., clubes amateurs de su ciudad natal.

Y la oportunidad llega, ya que en 1924 se juegan los denominados "Campeonatos nacionales", donde Guillermo es llamado a integrar la Selección Austral.

Posterior a ello daría el gran salto cuando se enrola en la Marina, lo que le da la opción de fichar por el Santiago Wanderers.

Luego de pasar por México, el local Felipe Rosas comenzó a ejecutarla,[5]​ después del viaje, Guillermo Subiabre toma el relevo de su fallecido amigo David Arellano en el liderazgo del equipo, junto a otros estandartes como Guillermo Saavedra, Carlos Schneeberger y José Miguel Olguín.

[6]​ Posteriormente, en julio de 1933, justo antes de iniciarse el primer torneo profesional chileno, la tragedia golpeaba la puerta en la vida del "Chato", ya que su joven esposa y su hijo, que venía en camino, morían cuando la primera intentaba dar a luz.

[4]​[6]​ Regresó fugazmente en 1934 para demostrar que aún no perdía el olfato goleador (4 goles en 5 partidos), pero decidió retirarse una vez finalizado el campeonato de ese año, aunque tuvo algunas apariciones esporádicas en los siguientes años.

Luego fue seleccionado para el Torneo Olímpico de Fútbol 1928, fue titular y convirtió el 1-0 parcial en el encuentro frente a Portugal por la primera ronda de los Juegos Olímpicos, que significó la eliminación del torneo para Chile al caer derrotado por 2:4.

Subiabre anotando el gol de la victoria de Chile ante Francia durante la Copa Mundial de 1930.