A mediados del siglo XV se produjeron las guerras otomano-serbias y otomano-albanesas.
No obstante, ejércitos otomanos fueron capaces de resistir a sus rivales europeos hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
[4] En el siglo XIX, los otomanos se enfrentaron a la insurrección de sus súbditos serbios (1804-1817), griegos (1821-1832) y rumanos (1877-78).
Esto ocurrió junto con las guerras ruso-turcas, que desestabilizaron aún más el imperio.
En 1415, el noble Sandalj Hranić, que controlaba la actual Herzegovina oriental, se convirtió en vasallo otomano.
Los otomanos, mientras tanto, llegaron al río Neretva y, tras la conquista de Herzegovina en 1482, invadieron Croacia, evitando hábilmente las ciudades fronterizas fortificadas.
El conflicto con Venecia se reanudó en 1463 y finalizó con un tratado de paz ventajoso para los turcos firmado en 1479.
En 1480, liberados del obstáculo que suponía la armada veneciana, los otomanos sitiaron Rodas y capturaron Otranto.
Debido a esto, Matías le concedió el estatuto de prisionero distinguido.
Tras esta victoria, las fuerzas otomanas en 1476 entraron en Valaquia al mando de Mehmed II.
[cita requerida] Durante la guerra, Vlad fue muerto y, según algunas fuentes, su cabeza fue enviada a Constantinopla para desalentar futuras rebeliones.
Esteban buscó ayuda europea contra los turcos pero, a pesar de haber «cortado la mano derecha del infiel», como escribió en una carta, sus intentos fueron vanos.
Dos ejércitos otomanos invadieron la Hungría oriental y alcanzaron la segunda línea de castillos (végvár), levantada en su día contra una posible nueva invasión mongola.
La fortaleza resistió durante cinco semanas antes de que los otomanos decidieran levantar el sitio —el castillo terminó cayendo en sus manos en 1596—.
La muerte del anciano sultán, sin embargo, frenó temporalmente el avance hacia Viena.
La victoria de Malta durante este evento, que es hoy en día conocida como el Gran Sitio de Malta, cambió la situación y detuvo la expansión hacia el oeste del Imperio Otomano.
El ejército polaco se adentró en Moldavia y fue derrotado en la batalla de Cecora.
En 1657, Transilvania, la parte oriental del antiguo reino de Hungría que, después de 1526 había ganado la semiindependencia pagando tributo al Imperio otomano, se sintió lo suficientemente fuerte como para atacar a los tártaros (entonces vasallos del Imperio) al este, y más tarde el Imperio Otomano, que salió en defensa de los tártaros.
[18] Polonia, un año después de haber rechazado una invasión tártara, tuvo que hacer frente al Imperio otomano.
La Gran Guerra Turca comenzó en 1683, con una gran fuerza invasora de ciento cuarenta mil hombres[19] marchando hacia Viena, que contaba con el apoyo de los nobles húngaros alzados contra los Habsburgo.
Al mismo tiempo, los venecianos pusieron en marcha una expedición en Grecia, que conquistó el Peloponeso.
Un mortero veneciano bombardeó el Partenón, detonando la pólvora almacenada en su interior y destruyéndolo parcialmente.
La cuarta guerra ruso-turca empezó en 1768 y acabó en 1774 con el Tratado de Kuchuk-Kainarji.
Napoleón Bonaparte de Francia invadió Egipto y Siria en 1798–99, pero terminó debido a la intervención británica.
El Tratado de Adrianópolis puso fin a la guerra y Grecia logró la independencia.
Austria ocupó Bosnia en 1878 y el Sanjacado de Novi Pazar (hasta 1908).
Después, Grecia atacó al Imperio otomano para ayudar a la Segunda insurrección de Creta en 1897, pero resultó derrotada.
Dos guerras balcánicas, en 1912 y 1913, suceden posteriormente contra el Imperio otomano en Europa.
Albania también declaró su independencia del Imperio otomano en 1912, después de varias rebeliones y levantamientos.
Esto redujo las posesiones de Turquía en Europa (Rumelia) a sus fronteras actuales en Tracia Oriental.