Jacobo II y VII de Inglaterra, Escocia e Irlanda, que era católico, intentó introducir la libertad de culto para los católicos y poder tomar decisiones sin contar con el Parlamento inglés.La ruptura definitiva entre Jacobo y la clase política inglesa se produjo en junio de 1688, cuando su segunda esposa dio a luz un hijo varón, lo que aseguraba la instauración de una dinastía Estuardo fiel al catolicismo.Guillermo invadió Inglaterra en 1688, y Jacobo huyó tras ofrecer una resistencia meramente simbólica.Los nativos irlandeses eran, en su mayoría, católicos y habían apoyado masivamente a los Estuardo en las Guerras de los Tres Reinos que siguió a la Guerra Civil Inglesa con la esperanza de lograr autogobierno y tolerancia religiosa.Aunque parecía que los jacobitas eran muy superiores numéricamente, la realidad era que las tropas de Tyrconnell estaban formadas principalmente por grupos de campesinos reclutados apresuradamente y pobremente armados y entrenados.Marchó hacia Dublín, donde fue bien recibido y, con un ejército jacobita compuesto por católicos, protestantes realistas y franceses se dirigió al norte, uniéndose al sitio de Derry el 18 de abril.Justin MacCarhy, Vizconde de Mountcashel, reunió una fuerza jacobita y marchó contra él.Aún más, desde el invierno de 1689 y durante los dos años siguientes, fueron hostigados por los guerrilleros irlandeses conocidos como rapparees.La Batalla del Boyne no fue decisiva, y las bajas en ambos bandos no fueron demasiado elevadas -1500 jacobitas y 500 Guillermitas-, pero fue un golpe psicológico para Jacobo, que perdió toda esperanza de victoria en Irlanda.El ejército jacobita se retiró a Dublín, casi intacto, pero completamente desmoralizado.El mismo día, los Guillermitas se dirigieron a Dublín y ocuparon la ciudad sin encontrar resistencia.La derrota del Boyne contribuyó igualmente a que los jacobitas escoceses abandonaran su revuelta.Como resultado, a los líderes jacobitas irlandeses no les quedó otra opción que luchar hasta recibir garantías de que sus vidas, propiedades y derechos civiles y religiosos fueran respetados en cuanto se firmase la paz.Los irlandeses se replegaron a Limerick, donde repelieron un ataque guillermita en agosto de 1690, con graves bajas.Los jacobitas irlandeses contemplaron las nuevas leyes anticatólicas como una severa falta de fe.Un refrán popular de la época decía cuimhnigí Luimneach agus feall na Sassanaigh ("recuerda Limerick y la traición inglesa").Parte del tratado permitía a los miembros del ejército jacobita que abandonaran Irlanda y se exiliaran en Francia si así lo deseaban, un suceso conocido en Irlanda como la Fuga de los Gansos Salvajes.Hasta 1766, Francia, España y el papado intentaron restaurar a los Estuardo en sus reinos británicos, y muchos soldados angloirlandeses lucharon en el bando jacobita durante los levantamientos jacobitas escoceses hasta la Batalla de Culloden en 1745.Por otra parte, los protestantes consideraron la victoria Guillermita como un triunfo de las libertades civiles y religiosas.
Jacobo II y VII
Rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, depuesto por Guillermo de Orange en 1689, pero apoyado por los jacobitas irlandeses, mayoritariamente católicos Rey de Irlanda hasta 1690
Castillo del rey Juan
y puente de Thomond en la ciudad de Limerick. Limerick fue sitiada por los guillermitas en 1690 y 1691.
Cruz conmemorativa de la Batalla de Aughrim. Aquí murieron 7000 hombres el
12 de julio
de 1691, resultando derrotada en Irlanda la causa jacobita