La entrada se encuentra ubicada en pleno casco urbano.
La tradición popular narra que su descubridor fue un pastor, aunque la primera referencia histórica sobre su existencia data de 1886.
Se manifiesta en ella un conjunto de formaciones cársticas de extraordinaria belleza: estalactitas verticales y excéntricas, estalagmitas, coladas, cortinas listadas, aragonitos, coraloides, gours, etc.
La humedad relativa de aire varía entre el 98 % y casi el 100 %.
Por una corta escalinata se desciende al Salón del Gran Lago.