En Bután son veneradas en la tradición budista y están protegidas culturalmente en toda su área de distribución.Su píleo es rojo y tiene una pequeña mancha blanca junto a la parte posterior del ojo.Sus cuarteles invernales suelen ser los valles resguardados y las zonas de altitud más baja.[7][8][9] Las grullas cuellinegras buscan alimento en el suelo en pequeños grupos, con frecuencia con un individuo realizando labores de centinela.[3] Son aves muy recelosas, pero en algunas regiones se han acostumbrado a los lugareños que no las molestan.Estas grullas parecen capaces de distinguir a la gente que viste ropa tradicional y recelan del resto.El nido varía desde un pequeño hoyo en el suelo forrado hasta una estructura hecha de hierba, juncos y carrizo con una depresión en el centro, y a veces ponen los huevos directamente sobre la hierba sin ninguna clase de estructura.Aunque los jóvenes son capaces de buscar su propio alimento independientemente generalmente acompañan a sus padres en la búsqueda.[1][17] Además sus huevos pueden ser expoliados por los cuervos que aprovechan cualquier oportunidad cuando los padres son molestados por los humanos.[18] Las poblaciones de Bután están bien protegidas tanto legal como culturalmente, aunque sufren algunas molestias por las actividades turísticas.[19] La grulla cuellinegra está clasificada como especie vulnerable en la Lista Roja de la UICN.