La griseofulvina es un fármaco antifúngico, extraído del Penicillium griseofulvum, descrito por primera vez por Oxford y colaboradores en 1939.
[1] Bloquea la tubulina, interfiriendo la acción de los microtúbulos polimerizados y por tanto inhibiendo la división del hongo.
Cuando el dermatofito infecta las estructuras queratinizadas, la griseofulvina se desprende y aprovecha el complejo energético del hongo para adherirse a los microtúbulos, impidiendo su división.
El tratamiento asociado con grisefulvina puede disminuir la efectividad de los anavulatorios orales por lo que es necesario aumentar las precauciones anticonceptivas durante su administración y hasta un mes después de suspender el tratamiento.
Puede acaecer una potenciación del efecto del alcohol etílico al ingerirlo junto con la griseofulvina, así como de fotosensibilización al exponerse a la luz natural o artificial muy intensa.